El uso de vaporizadores, difusores o quemadores es un método para incorporar el poder curativo de los aceites esenciales a tu vida diaria.
El sentido del olfato se conecta directamente con el sistema límbico, la parte del cerebro que afecta las emociones; por lo tanto, algunos de estos dispositivos generan al instante una atmósfera especial para un festejo, crean la ambientación para una tarde de relax o bien disponen la mente y el cuerpo para la meditación.
También constituyen un complemento útil para tratamientos curativos con aromaterapia, como los masajes, las compresas, las inhalaciones, los baños de pies y los cosméticos.
Vaporizadores
Actúan calentando apenas los aceites con un elemento eléctrico para que liberen un suave vapor de microgotas aromáticas en el aire. Existen diferentes clases. En algunos se agregan los aceites, por lo general puros, en un plato o bowl, y luego se calientan. Otros vienen con una almohadilla reemplazable en la que se colocan los aceites esenciales; luego, un pequeño ventilador sopla sobre la misma y esparce las moléculas por el aire. El diseño y el tamaño también es variable: algunos son pequeños y se enchufan directamente a la pared; otros son más grandes y pesados. Como tienen menos riesgo de prenderse fuego que los quemadores, son una buena opción para la habitación, ya que pueden dejarse encendidos durante la noche.
Quemadores
Es el método más común para diseminar las fragancias de la aromaterapia. Solo hay que agregar unas pocas gotas de aceite esencial y un poco de agua en un plato o bowl, que se apoya sobre un estante que sostiene una vela chata. Tienen gran diversidad de formas, tamaños y materiales, incluida la cerámica, el vidrio y el acero inoxidable. Evitá usar quemadores con bandejas hechas de un metal que no sea acero inoxidable, ya que tal vez reaccionan con los aceites esenciales. Nunca lo dejes sin supervisión en una habitación, en especial, si hay niños.
Difusores
Un difusor de cerámica es una manera fácil de liberar el aroma de los aceites en una habitación. También podés usar un aro difusor, que viene con una cavidad para el aceite esencial, y se apoya sobre la esfera de una bombita de luz que apunta hacia el techo. Agregá en el aro difusor unas pocas gotas de aceite, siguiendo las instrucciones del fabricante (algunos recomiendan añadir un poco de agua), y apoyalo sobre la lamparita. La habitación se llenará de la fragancia cuando se caliente la bombita. Después de usarlo, el aro estará caliente; rellenalo solo cuando se enfríe.